“Mira profundamente en la naturaleza y entonces comprenderás todo mejor”
No permitas que desaparezca
El Caimán Llanero o Cocodrilo del Orinoco (*Crocodylus intermedius*) es la especie más amenazada de Colombia, siendo un símbolo del drama de la extinción causado por la intervención humana. Este reptil, que puede alcanzar los siete metros de longitud según observaciones de Von Humboldt, jugaba un papel crucial en los ecosistemas de la cuenca del Orinoco, ya que, como depredador tope, regulaba las poblaciones de peces y de otros depredadores con los que cohabitaba. La extinción de esta especie no solo sería una pérdida biológica de grandes dimensiones, sino que eliminaría la posibilidad de que en un futuro, si regresa, pueda corregir el desequilibrio en la cadena alimentaria que ha significado su ausencia, modulando nuevamente la biodiversidad y la salud de los ríos y caños donde habitaba.
El caimán del Orinoco ha sido cazado intensamente desde el siglo XX por su piel, lo que provocó un declive alarmante en su población. Aunque la caza está prohibida hoy en día, el legado de esta persecución, sumado a la degradación de su hábitat por actividades humanas como la ganadería y la agricultura, ha colocado a esta especie en peligro crítico de extinción. Actualmente, sus poblaciones silvestres se concentran en unas pocas áreas protegidas de Colombia, como el Parque Nacional Natural El Tuparro, y en ciertas zonas remotas de Arauca donde las actividades humanas no han alterado drásticamente el ecosistema.
En este escenario de desesperanza, la labor de la Fundación Palmarito Casanare ha sido una luz en el camino. A través de su programa de Conservación de Especies en Peligro de Extinción, que lleva más de una década desarrollándose en el Bioparque Wisirare de Orocué, se han logrado importantes avances en la preservación del Caimán Llanero. La Fundación ha implementado un programa de cría en cautiverio y reintroducción de ejemplares en áreas protegidas del Casanare y otras regiones prioritarias, como el Parque Nacional Tuparro y las Reservas Naturales de la Sociedad Civil. Además de la cría y liberación, la fundación se ha enfocado en la educación ambiental y la sensibilización de las comunidades locales, haciendo un llamado a la protección de este reptil emblemático y su hábitat.
El esfuerzo por salvar al Cocodrilo del Orinoco es una carrera contra el tiempo. A pesar de los importantes logros en la cría en cautiverio, los hábitats naturales de la especie siguen bajo presión. La extinción de este depredador no solo significaría el fin de una de las especies más antiguas del continente, sino también la desaparición de un elemento clave en el equilibrio ecológico de la cuenca del Orinoco. Cada caimán liberado es un testimonio de la resistencia de la vida frente a la adversidad, pero su supervivencia depende de la acción continua y coordinada para preservar sus ecosistemas. La labor de la Fundación Palmarito, junto con otras iniciativas de conservación, nos ofrece una última oportunidad para asegurar que este icónico reptil no se pierda para siempre.